Paloma Casado, dinamizadora de la música

Cuando obtuvo el puesto en Torrelodones, se vino aquí con toda su familia, y ahora sus dos hijos también son alumnos de la Escuela, por lo que Paloma dispone de todos los puntos de vista posibles. Hay quien dice que ya se nota la nueva frescura que irradia la Escuela.

¿Conocías Torrelodones antes de venir a trabajar?
Conocía Torrelodones de visita, y de cuando venía a grabar al teatro con la orquesta de RTVE. Recuerdo que me parecía inaudito que este pueblo hace 25 años se hubiera atrevido a construir esta mole dedicada exclusivamente a la cultura, me parecía algo digno de aplauso. Después de ese espaldarazo, lo han ido conservando, tienen buenas programaciones, pero esa gran apuesta ha ido decayendo. Tiene que haber otra gran ola.

Es la primera vez que la Escuela cuenta con una directora ajena al claustro de profesores, ¿qué crees que ha cambiado?
Antes existía dirección, pero no profesionalizada, ya que tenía que compartir su tiempo con la docencia. La docencia es totalmente absorbente, y te da una perspectiva muy diferente a la de un gestor. El Ayuntamiento ha conseguido encontrar un interlocutor válido para que la escuela, con su naturaleza particular, fuera entendida. Lo que ha ocurrido aquí es un reflejo de lo que está ocurriendo en el resto de escuelas de la comunidad, así como de la transformación de toda la educación. También para mí es muy importante la relación con las distintas escuelas de la CAM, la sensación de estar integrados en algo superior.

¿Cuáles fueron las carencias que te encontraste al llegar a la Escuela?
Me impresionó todo, sobre todo, las instalaciones y la falta de espacio, claro que yo venía del mundo de la los recursos privados, donde hay otras ventajas y otros inconvenientes. La música requiere unas instalaciones muy especiales y aquí albergamos a cuatrocientos ochenta y cinco alumnos, una gran cantidad; me encontré con unas instalaciones a mejorar en cuanto a calidad y volumen. Además, me encontré con un profesorado un tanto cansado.

¿Y las cualidades?
Existía una Escuela con una gran trayectoria, que ha pasado muchos avatares pero ha persistido. Los alumnos y los profesores ya estaban, yo no me he inventado nada, y también las familias, y eso me ha impresionado mucho. Tienen un trato muy cercano, muy cordial; las familias son las mentoras de esta escuela, las promotoras del cambio.

¿El Ayuntamiento es consciente de las carencias?
Sí, son conscientes. Cuando llegué, me pidieron un análisis de las necesidades y ha existido afinidad en cuanto a estos temas. También he recibido visitas tanto del concejal como del alcalde y creo que son capaces de ver la situación, pero entiendo que todo lleva su curso. Una de mis labores es ser los ojos de los políticos que lleven esto, para poderles guiar rápido en lo que se necesita y que confíen que es así.

Recientemente has organizado unos ciclos, ¿en qué han consistido?
Se hizo un ciclo de flamenco dentro de la semana de flamenco y posteriormente un ciclo de formación para el profesorado. Han venido autores de libros de música para contar su metodología tanto a profesores de este pueblo y esta escuela como de otros pueblos. Lo que se busca es un caldo de cultivo donde se produzca el diálogo abierto. Vinieron profesores de colegios, de institutos, y se formó un foro muy bueno; los autores - que vinieron todos invitados por sus editoriales - lo han visto muy interesante. Ya me están solicitando más.

¿La Escuela está abierta a otras tendencias musicales?
Completamente. Hemos contactado con una empresa internacional que nos han dado un convenio en exclusiva para desarrollar su "educación Roland": una metodología de enseñanza para las nuevas tecnologías en la que se utiliza ordenador, máquinas sintetizadoras, pianos y baterías digitales... Este curso ya hemos empezado con dos aulas en la Casa de Cultura, en las que Roland nos ha puesto de forma gratuita toda la dotación instrumental y está formando a nuestros profesores. Roland está entusiasmado con la idea, ha depositado en nosotros toda la confianza y el desarrollo de un proyecto educativo de forma pionera. Ya tenemos los "Pequemúsicos by Roland", una big band en la que tocan con instrumentos digitales y amplificación. Haremos una gran demostración el 18 de abril.

¿Qué otros proyectos tienes?
Otra idea es organizar unos encuentros "Desayuna con": se trata de invitar a algún músico y compartir con él no sólo la música en directo, sino también la mesa. Pretendo dar el paso de compartir algo más con los intérpretes, que cualquiera se pueda relacionar con los músicos, romper las barreras. También tengo proyectos relacionados con la musicoterapia dirigida a colectivos como Síndrome de Down, ancianos... Y abrir la escuela todo lo que se pueda: salir a tocar a los colegios, a las iglesias... Entiendo que no se puede hacer todo, pero hay que sacar de la inactividad a un colectivo, y esto lleva su tiempo.

¿Tienes contacto con otros músicos de la zona?
Sí, y en realidad es una de mis principales preocupaciones ahora, desde volver a traer al estudiante que despuntó y se dedicó profesionalmente, hasta potenciar las grandes figuras que tenemos en Torrelodones. Aquí hay músicos de primer orden: tres directores de orquesta, pianistas solistas.... Esta escuela lleva el nombre, Antón García Abril, de una eminencia musical. Cuando llegué, pensé que iba a tener alguna vinculación con esta escuela, pero me decepcionó cuando vi que no era así. No sé cómo hemos podido dejar que se fuera alejando. Ahora estoy rehaciendo la relación con él y promoviendo que se le reconozca aquí. Es una persona altamente reconocida en el panorama musical internacional, con numerosos premios prestigiosos... También me he volcado con el reciente homenaje al barítono Luis Sagi Vela, otra eminencia. Son diamantes en una comunidad, que han brillado o siguen brillando mucho en su profesión, que pueden ayudar mucho en el transcurrir cultural de este pueblo...

¿Cómo es tu relación con el departamento de Cultura?
El departamento de Cultura me ayuda, pero lo que yo pretendo es que no exista diferenciación, tenemos que vivir la globalización de la cultura. Tengo que trabajar cercana y cordialmente con la gente de la Casa de Juventud, igual que con los colegios o los institutos, porque todos estamos compartiendo alumnos. También compartimos dos aulas con la Escuela de Danza, y necesitamos más aulas polivalentes. Ahora nos hemos acercado un poco, por ejemplo, hemos fusionado nuestra clase de música y movimiento con la suya de pre-danza, dirigida a niños y niñas. Yo apuesto por la fusión de las escuelas artísticas en sus grados elementales.

¿Cuáles son las principales quejas que te siguen llegando de los padres?
Siguen siendo las instalaciones. Estoy haciendo más amena la estancia aquí y hemos hecho algún cambio como la remodelación de las paredes, pero necesitamos más instalaciones funcionales; por ejemplo, aquí no pueden entrar los discapacitados.