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ESPECIAL DÍA DE LA MADRE

Nelida Casado, la reina de los sonetos

Nelida Casado, la reina de los sonetos

miércoles 23 de abril de 2014, 12:06h
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A modo de homenaje a todas las madres, nos hemos acercado a una de ellas, una vecina especial – escritora y poetisa – que sigue siendo madre y ahora también es abuela y bisabuela.
Manuela Casado Morcillo, natural de Badajoz, cuenta que empezó a escribir relatos y poesías con catorce años y desde entonces le acompaña su musa. En su trayectoria encontramos novelas como “El moro ermitaño” o “Donde el sol no alumbra”, entre otros, así como libros de poemas (“Las eternas corrientes”, “Nieblas del ocaso” y “Regreso al ayer”), siempre bajo el pseudónimo de Nelida Casado. Muchos de sus contemporáneos pudieron conocer sus trabajos gracias a la radio, ya que tanto sus novelas como sus poemas se radiaron en emisoras como Radio Madrid o Radio Intercontinental. Sus dos hijas, Elena y Conchi son ahora las guardianas de sus recuerdos, y cuentan orgullosas cómo acompañaban a su madre a la emisora en su niñez y cómo seguían escuchando en temprana juventud sus poemas en la radio; unas grabaciones que todavía hoy emocionan. Manuela escribió además en diversas publicaciones y periódicos, como el Diario de Ávila y, gracias a un primer premio en un concurso de poesía, logró su primer trabajo como operadora de Telefónica. Con la añoranza que dan los muchos años vividos, Nélida relata emocionada la carta que recibió con las felicitaciones de Franco, cuyo contenido no ha logrado borrar de su memoria el paso del tiempo. Maestra de los sonetos, son estas difíciles y armoniosas composiciones las que más abundan en sus libros de poemas, con una temática profunda, que va de lo religioso a lo histórico, el amor, el paso del tiempo… Quizá su poesía más exitosa sea “El barquero del Guadiana”, que obtuvo el primer premio del Torneo Radio Madrid y consiguió hacer vibrar el Teatro Goya de Madrid con los aplausos del público. Imposible de reproducir aquí por su extensión, les transcribimos a modo de muestra otro más corto, pero no menos intenso, en los que esta gran poeta – arropada por sus hijas, sus cinco nietos y sus tres bisnietos - nos da una lección de vida.


La flor de la vejez
Una rueca dio a la vejez la aurora

para tejer sus flores de nobleza
Seniles flores son, cuya majeza
es nieve, que sobre la testa aflora.


Si el frío del invierno en su arrogancia
araña con dolor de ensañamiento

hay que ponerle cara… y al momento
la dulce flor del rostro, arde en fragancia.

Mas si el dolor asoma y nos perturba
con la sapiencia que nos da la edad

sabremos que tal flor, con su bondad,
tiene un encanto que jamás se curva.

La flor de la vejez es flor que aroma
con su eterno fulgor a los mortales.


Sus efluvios se mecen en los anales
del tiempo, con pureza de paloma.


Es flor que unge al aire clareado
cuando siente el corazón la despedida…

Su olor se va extendiendo en su partida.
¡Jamás se esfumará, porque es sagrado!


Foto: Nelida Casado con algunos de sus libros, rodeada por sus dos hijas y una de sus bisnietas.
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